El túnel melancólico

La melancolía es un túnel que nos lleva a momentos pasados. Hace que el navegante se pierda en un oleaje constante del cual se hace difícil zafarse. Las emociones soplan como el viento de invierno, frio y sin remordimiento, con una fuerza imparable. La debilidad y fragilidad del ser humano se hace evidente, y señala que con el abrir y cerrar de ojos nada cambia. Ese dicho es uno de esos donde la rima ganó la batalla metafórica. 

Se hace complejo describir las experiencias de vida cuando vivimos dentro de un marco definido y limitado. Es evidente que solo a través de la experimentación existencial se puede crear definición. El llanto, el sufrimiento y el dolor toman forma dentro del túnel melancólico y reciben su naturaleza por medio del marco del cual forman parte. 

Hablamos de tristeza como si esta fuera una emoción parcial y que debe ser erradicada con singularidad. Esta manera de ver el mundo nos guía a una solución selectiva, que esta ramificada en una sola dimensión y no toma en consideración el oleaje multidimensional del mundo paralelo. Ahora bien, el mundo paralelo no es uno fuera del planeta tierra como algunos dicen, sino que es un mundo concurrente, que forma parte de quien eres. 

Somos seres multifacéticos viviendo en un mundo moderno que valora la uniformidad, lo homogéneo y lo singular por su eficiencia y productividad. Pero nuestro deseo por simplificar con miras a producir no van en acorde con el balance que necesitamos como seres vivientes. Aquí es donde el túnel melancólico toma las riendas y se amarra al miedo para mantener su oleaje constante. Ser capaz de salir del marco conlleva entendernos como seres relativos, es decir, cómo seres que se forman y se definen por sus relaciones con otros seres. La teoría de relatividad no descubrió esta realidad solo reafirmó este hecho. 

La obsesión de nuestro lenguaje con la objetividad facilita el entendimiento básico de la entrada al túnel pero carece de la gramática necesaria para describir la salida. No solo por su énfasis en crear objetos sino por su limitación en apreciar la acción. Lo verbal solo trata de reflejar lo experimental pero no le hace juicio. Lo verbal juega a un nivel por debajo de las experiencias. El túnel melancólico es simplemente una experiencia de vida y para llegar a su salida se debe entender que la melancolía se navega, no se erradica.

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